miércoles, 25 de enero de 2012

Patricio Valdés Marín



Las cosas del universo son estructuras que se ordenan jerárquicamente en escalas de acuerdo a espacio y complejidad. A partir de las partículas fundamentales y hasta abarcar la totalidad del universo, toda estructura es subestructura de alguna estructura y contiene a su vez subestructuras. Sus subestructuras, que pertenecen a la escala inmediatamente inferior, son sus unidades discretas. La estructura de la escala más pequeña es la que relaciona y organiza las partículas fundamentales. La estructura de la escala más grande de todas las posibles es el mismo universo, ya que es la única estructura existente que contiene la totalidad de las cosas.


Estructuras y subestructuras


Una estructura se caracteriza esencialmente por tres elementos: Primero, por sus funciones, es decir, cómo aparece, cómo se manifiesta, cómo se relaciona con otras estructuras, lo que vendría a ser el phenomenon kantiano. Segundo, también se caracteriza por sus partes o subestructuras. Éstas, aunque le están subordinadas, la estructuran. Las funciones particulares que una estructura posee, aunque derivan de sus partes, le son tan propias que la caracterizan. La función del oído como órgano de sensación es oír; pero, el oído, como parte de un organismo biológico, como un ser humano, es escuchar. Por último, una estructura se caracteriza por ser parte de una estructura de escala superior.

Como un todo una estructura es mayor que la suma de sus partes, ya que consiste en sus partes, en ella misma y en ser parte de otras estructuras. El conocimiento de las partes y su participación en estructuras de escalas superiores de una estructura particular es el comienzo del conocimiento de la cosa en sí. La cosa en sí no se conoce en sí misma, pues nada de una cosa en sí misma es relevante ni tiene significación, sino que, en contra de Kant, se la puede conocer en su relación a sus componentes y a las cosas de la que forma parte. Las cosas de la que una estructura particular forma parte están a escalas superiores. Esta vinculación permite a esta estructura relacionarse con estructuras de su misma escala. Un árbol es protegido y protege a otros árboles, porque todos ellos son partes de un bosque.

Estructura se identifica con sistema en el sentido de que su organización contiene unidades funcionales diversas y necesarias de aprovechamiento de la energía que permiten su propia funcionalidad. Asimismo, estas unidades son también sistemas. Así tenemos por ejemplo que un automóvil, en sí mismo un sistema para movilizarse, se componga de muchos subsistemas completos: combustión, propulsión, conducción, instrumentación, amortiguación, detención, señalización, iluminación, seguridad, economía, estética, etc.; y que cada uno de estos sistemas esté compuesto por uno o más subsistemas. También un automóvil, en cuanto unidad, es parte de un sistema mayor, que es el sistema vial de transportes. Éste incluye carreteras, señalizaciones, reglamentos, centros de servicios, estacionamientos, servicios de reparaciones, etc. Un sistema vial de transporte junto a otros sistemas de esta misma escala, como sistemas de agua potable, de energía, de comunicaciones, legal, administrativo, etc. pertenecen a una estructura aún mayor.

Para referirnos a las estructuras respecto a sus subsestructuras y a las estructuras de la que forma parte, hablamos de escalas, no de niveles. Los niveles representan segmentos más o menos homogéneos de una misma escala que está graduada para incluirlos. Cada escala, en cambio, comprende cosas que pueden relacionarse directamente entre sí, está incluida dentro de las escalas mayores e incluye las escalas menores. El universo, o cualquier cosa, puede indudablemente dividirse en niveles, con partes homogéneas, pero tal división no tiene otra significación que indicar que existe una escala para la misma. La idea de escala comprende las nociones de relacionarse, incluir y ser incluido, reflejando precisamente el modo de ser del universo y sus cosas.

Una estructura se define por el tiempo y el espacio. Así, una estructura es primordialmente toda cosa del universo que ocupa espacio en un momento dado. Es, por tanto, volumétrica, cuantificable y medible. Incluye desde una piedra hasta un pensamiento, desde las mismas partículas subatómicas hasta el universo entero. Una estructura es una organización con un grado relativo de identidad, complejidad, multifuncionalidad, viabilidad y subsistencia. Depende siempre de su relación con otras estructuras dentro de su misma escala, de las estructuras que son sus subestructuras y de la estructura de las que es una subestructura.

Mientras ocupe un espacio y subsista en el tiempo, una estructura posee identidad. Un bosque puede tener tres, veinte o un millón de árboles, y éstos pueden ser todos pequeños, todos grandes o una mezcla heterogénea de árboles pequeños, medianos y grandes, pero su identidad proviene no en razón de la cantidad ni del tipo de árboles, sino de que existe en un tiempo dado y ocupa un lugar determinado. El tiempo y el lugar son lo que distingue a un bosque particular de cualquier otro bosque, otorgándole una identidad propia. Y lo que vale para un bosque, vale para todo tipo de estructuras, incluido un manto electrónico de un átomo, cuyo lugar espacial es un estado cuántico, o un cuerpo móvil cuyo espacio es el que está ocupando mientras se mueve en relación a otros cuerpos.

Por último, pero no por ello menos importante, la estructuración del universo es la condición antecedente y necesaria para la estructuración de todas las escalas, que le son menores. Esta doble dependencia constituye una reciprocidad estructural. La estructuración del universo es, por ejemplo, un requisito para la estructuración del ser humano. Esta idea nos empalmará con la próxima sección.


Jerarquías


Las estructuras se ordenan en forma progresiva y jerárquica según la dimensión o complejidad de las escalas. Una estructura es mayor que sus subestructuras, ya que las contiene. También una estructura es más compleja que sus subestructuras, pues, además de poseer las funciones de sus subestructuras, posee su propia funcionalidad. Toda estructura pertenece a una escala determinada, está compuesta por estructuras relativamente heterogéneas de escalas inferiores y, a su vez, pertenece como subestructura a estructuras de escalas superiores.

Desde el punto de vista evolutivo existen dos procesos en las estructuras. El primero es la funcionalidad de las subestructuras, que permiten la existencia de estructuras de escalas superiores, las que integran. El segundo es la funcionalidad de una estructura, que permite tanto su subsistencia como la creación de un entorno para la estructuración de sus propias subestructuras. Estos dos procesos recíprocos posibilitan explicar la evolución: por una parte, la funcionalidad permite el salto de escala al relacionar dos o más estructuras para dar existencia a una estructura de escala superior; por la otra, la funcionalidad superestructural posibilita la existencia de estructuras en una escala inferior. En una perspectiva más amplia, el entorno del universo permite la estructuración en cualquier escala, siempre que las escalas inferiores de cosas hayan sido estructuradas.

Podemos distinguir dos tipos de órdenes jerárquicos dentro de la estructuración del universo y sus cosas. En primer lugar, desde el punto de vista espacial y, por tanto, de la cantidad, una estructura, incluyendo el ser humano, puede ocupar un lugar determinado entre las estructuras más pequeñas, que son las partículas fundamentales, y la estructura mayor de todas, que es el mismo universo. En segundo término, toda estructura ocupa un lugar según su grado de funcionalidad y, por tanto, de complejidad, entre las estructuras más simples de todas, que son también las partículas fundamentales, y la estructura más compleja y multifuncional de todas.

Hasta donde podemos saber, el ser humano es la estructura más compleja y funcional de todas las que existen. Ello se explica a causa de que el ser humano posee finalidades que le son exclusivas por ser intencionales. Esta intencionalidad le viene por su capacidad intelectual para el pensamiento racional y abstracto. Incluso la estructura social, que comprende al individuo humano, que es mayor que el individuo por contener muchos de éstos, es menor que el ser humano individual en el orden jerárquico de la funcionalidad, pues la finalidad de la estructura social son el bien personal de los individuos que la componen.

En consecuencia, mientras el universo, en cuanto estructura, se ha ido expandiendo, conteniendo en sí una creciente diversidad de estructuras, la materia se ha ido complejificando en el transcurso del tiempo y estructurando cosas con cada vez mayor grado de complejidad y funcionalidad, hasta llegar a estructurar el mismo ser humano. Podemos entender por complejidad, no la magnitud del volumen que ocupa una estructura, sino la cantidad de escalas incluyentes que comprende una estructura y que le posibilitan una funcionalidad múltiple y laboriosa. Podríamos decir que la mayor complejidad se da cuando una estructura comprende la mayor cantidad de escalas posibles y posee una gran variedad de unidades discretas. En el caso del ser humano, él está en la cúspide de la jerarquía, no sólo porque tiene emociones, deseos e imágenes, tal como los otros animales superiores, seres altamente funcionales, sino también porque tiene la facultad del pensamiento abstracto y lógico, y porque por ello es capaz de efectuar acciones intencionales y de tener sentimientos y, por tanto, de amar y también de odiar.

El universo y sus cosas son organizaciones de muchas escalas de muy diversos tamaños, contenidas unas dentro de otras, de modo que cada escala es sucesivamente incluyente de las escalas menores. El tamaño menor de escala es el de las partículas fundamentales, y el tamaño mayor corresponde al mismo universo. Cada cosa individual, sea un animal, una molécula o una idea, está contenida en una escala determinada dentro de la cual interactúa con otras cosas de su misma escala. Si caemos al tropezar, es porque comprendemos una escala subatómica cuyas unidades discretas, las partículas subatómicas, contienen masa, la cual es funcional a las fuerzas gravitacionales que actúan dentro de la misma escala de la masa que contiene el obstáculo con el que tropezamos. Si pensamos, es porque nuestro cerebro, que tiene funciones psicológicas, es capaz de estructurar entidades psíquicas, como las ideas y las proposiciones, sostenidas en activos procesos electroquímicos de redes neuronales, y es además capaz de relacionarlas ontológica y lógicamente dentro de las escalas superiores intelectivas, las que pertenecen a nuestra actividad abstracta y racional y las que son unificadas por la conciencia.

Para comprender más precisamente qué es una estructura, conviene partir primero explicando de qué está compuesta fundamentalmente. Los físicos atómicos y nucleares han encontrado una gran cantidad de partículas subatómicas distintas (hasta más de doscientas). Algunas de éstas, las más primordiales, deben pertenecer a la escala fundamental. De entre las más de doscientas partículas subatómicas encontradas en las cámaras de burbujas de los aceleradores atómicos, no hay acuerdo sobre cuáles serían estas partículas fundamentales ni si se las conoce a todas realmente. El Modelo Estándar  de la física de partículas ha reducido esta variedad e partículas a 6 quarks y 6 leptones.

Las estructuras de todas las escalas posibles del universo están constituidas en lo más fundamental por partículas fundamentales, como los ladrillos de un edificio. Y los edificios también tienen paredes, techos y pisos. Las cosas del universo están compuestas por un conjunto finito de partículas fundamentales combinadas en forma particular. La funcionalidad básica de las partículas fundamentales, que se caracterizan por su capacidad de ejercer fuerza, permite la propia funcionalidad de la estructura particular, independientemente de su escala. Todas las fuerzas conocidas en el universo provienen de las partículas fundamentales, y una función no es otra cosa que una combinación particular de las fuerzas básicas en determinadas intensidades y duraciones.

El hecho de que todas las estructuras del universo estén compuestas por el mismo tipo de partículas fundamentales tiene un triple significado. En primer lugar, es la base que fundamenta la unidad de todo el universo; las partículas fundamentales tienen el mismo comportamiento en todo el universo, lo que permite el descubrimiento de las leyes naturales universales. En segundo lugar, las cuatro fuerzas fundamentales que explican el funcionamiento de todas las cosas del universo provienen de las partículas fundamentales. En tercer lugar, es la base que nos permite explicar la mutabilidad de las cosas: las cosas se transforman en otras cosas, porque sus componentes en la escala fundamental pueden interactuar unos con otros y también generar estructuras de mayor escala.

El hecho de que exista una jerarquía de complejidad estructural progresiva a partir de las partículas fundamentales indica que existe un siempre creciente orden estructural. De esta manera, la estructura de un quark se compone de partículas fundamentales; la de un nucleón, por quarks y leptones; la de un núcleo atómico, por nucleones; la de un átomo, por núcleo y electrones; la de una molécula, por átomos; la de un ácido o sal, por las moléculas, y si se procede en el camino de la biología, la de una proteína, por aminoácidos; la de orgánulos celulares, por proteínas; la de una célula, por orgánulos celulares; la de tejidos y fluidos, por células, la de un órgano, por los tejidos y fluidos; la de los sistemas y aparatos fisiológicos, por órganos; la de un organismo biológico, por sistemas fisiológicos; la de un grupo social, por organismos vivientes; la de una especie biológica, por grupos sociales; la de un ecosistema, por especies biológicas, y así sucesivamente. Si tenemos en cuenta la escala de “organismo biológico”, podemos llegar a conocer la máxima complejidad conocida, es decir, el ser humano.

Las ciencias se dividen en ramas que se caracterizan por el objeto material de su quehacer, y las ramas tienen que ver con la estructuración jerárquica. De esta manera, la física cuántica estudia las partículas subatómicas, la física nuclear estudia el núcleo atómico; la física atómica estudia el átomo; la física clásica estudia la masa; la física eléctrica estudia las cargas eléctricas; la química estudia las moléculas; la biología molecular estudia el ADN y el ARN; la anatomía estudia los órganos; la biología estudia los organismos vivos; la neurología estudia el cerebro y el sistema nervioso; la psicología estudia el comportamiento; la sociología estudia la sociedad… y la filosofía estudia el universo y sus cosas.

También las estructuras se van haciendo cada vez más extensas en la medida que la escala es mayor. Una estructura en una escala determinada contiene las estructuras correspondientes a todas las escalas inferiores. El continente donde vivimos, para comenzar arbitrariamente por una estructura de una cierta extensión, está conformado por estratos geológicos y es parte de la corteza terrestre. La corteza junto con el manto y el núcleo conforma nuestro planeta Tierra. Ésta es una unidad discreta del sistema solar, que es el conjunto de cuerpos celestes que forman una unidad gravitacional. El sistema solar es una unidad de nuestra galaxia, la Vía Láctea, la que, a su vez es parte de una estructura mayor que abarca un cúmulo de galaxias. El conjunto de cúmulos de galaxias constituyen el mismo universo, estructura que contiene absolutamente todas las restantes.

En una estructura sus unidades están generalmente en una relación de interdependencia. Lo que afecte a una de ellas, afecta de alguna manera u otra a las restantes. Cada cambio en una de estas unidades afecta también a las subestructuras de escala menor que la componen. Un mecanismo cualquiera de un avión puede afectar su capacidad de vuelo y éste precipitarse a tierra, afectando indirectamente a las otras unidades. Un ser humano puede morir o quedar discapacitado en mayor o menor grado por la falla de alguna de sus subestructuras, como un infarto al corazón o una embolia cerebral. Un bloque de un arco romano que se destruya lo hará colapsar, afectando a los otros bloques. Pero también se da el caso de unidades que afectan directamente otras unidades. Un árbol que se tale en un bosque produce un claro que termina por afectar otros árboles en las inmediaciones. Una manzana podrida en un canasto pudrirá por contagio a las restantes.

La funcionalidad de las estructuras de todas las escalas proviene en último término de la funcionalidad de las partículas fundamentales, pues las fuerzas fundamentales del universo emanan de éstas. A causa de su especial funcionalidad, algunas partículas fundamentales no sólo tienen una vida efímera de fracciones de segundo, sino que para existir, siempre y necesariamente estructuran unidades mayores estables, en este caso nucleones. A su vez, los nucleones tienen especial afinidad para estructurar núcleos atómicos; y así sucesivamente en escalas sucesivas e integradoras, hasta la consecución del ser humano y su capacidad de acción libre e intencional.

Una estructura debe “adecuarse” para ser parte –como unidad discreta– de un todo, el que pertenece a la escala inmediatamente superior. Ejemplos: un átomo debe compartir electrones para ser parte de una molécula o un cristal; una célula de un tejido particular del cuerpo debe modificarse y ejercer una funcionalidad específica según la funcionalidad del órgano; un ser humano debe asumir obligaciones para formar parte de una sociedad.

Existe necesidad para que las estructuras de cualquier escala sean integradas por estructuras de las sucesivas escalas inferiores, pero, a medida que aumenta el número de tipos de estructuración, en consideración a la cantidad de posibilidades sucesivas, la necesidad disminuye. Átomos de hidrógeno y oxígeno siempre forman agua en una combinación de uno del primero y dos del segundo. Y en las escalas superiores la necesidad desaparece del todo, como es el caso de la escala de la acción humana puramente intencional.

No debe suponerse que las estructuras de las distintas escalas tengan naturalezas similares a las de nuestra experiencia. Lo único que las hace similares es que son capaces de conformar estructuras de escalas mayores porque son funcionales, y son funcionales porque están conformadas por estructuras de escalas inferiores que son, a su vez funcionales, hasta llegar a las partículas fundamentales que son fundamentalmente funcionales. Un electrón no podemos concebirlo simplemente imaginando que es una especie de planeta que gira en torno a su núcleo atómico, a modo de una estrella. Se lo puede ver ciertamente como un corpúsculo que gira como planeta, pero también es una especie de nube electrónica, o simplemente un manto que ocupa un nivel electrónico determinado de un átomo. Entonces, difícilmente podremos entrar a concebir su verdadera naturaleza, tan inaccesible es a nuestra experiencia cotidiana, y nos deberemos contentar, en el mejor de los casos, con formulaciones matemáticas de su trayectoria y de su estado energético. Igualmente, una idea nos es difícil concebirla como una estructura tan material y tangible como un engranaje de maquinaria, pero está constituida, tal como dicho engranaje, por partículas fundamentales. Aunque tan intangible es una idea como sensible a nuestros sentidos de percepción es un engranaje, ambas son estructuras del universo.


Unidades discretas


Toda estructura, exceptuando las partículas fundamentales, está constituida por subestructuras. Si un número de estructuras dentro de una misma escala forma parte de una estructura viable y, por tanto, subsistente, la estructura constituida es funcional y las subestructuras que la constituyen son sus unidades discretas. Una escala agrupa un grupo determinado de estructuras que se distinguen de otras únicamente con relación a una estructura que las englobe como sus unidades discretas. Las subestructuras de la escala inmediatamente inferior son las unidades discretas de una estructura y son a su vez estructuras por estar ellas mismas compuestas por unidades discretas de menor escala, y éstas por las unidades discretas que componen las escalas sucesivamente inferiores que siguen, hasta llegar a las mismas unidades subatómicas fundamentales, supuestamente las subestructuras de la escala absolutamente inferior y que por tal consideración debemos denominar fundamental.

La noción de escala rompe con la homogeneidad del atomismo de Leucipo (siglo V a. C.) y su discípulo Demócrito (460 a. C. -370 a. C.), quienes supusieron que dividiendo sucesivamente cualquier cosa se llega a una entidad que ya no puede seguir seccionándose. Nosotros, si dividimos cualquier cosa, encontraremos primero sus componentes de la escala inmediatamente inferior; luego si dividimos los componentes de esta escala, hallaremos los componentes de una escala aún menor, y así sucesivamente hasta encontrar las unidades subatómicas: quarks y leptones, hasta donde se sabe las partículas fundamentales que las componen y que son las entidades funcionales absolutamente primeras de todo el universo.

Desde el punto de vista de la relación entre una estructura y sus subestructuras, la distinción de Aristóteles entre sustancia y accidente no sería otra cosa que la relación entre estructura y subestructura. En una estructura sus subestructuras pueden cambiar o modificarse y permanecer sin embargo como una entidad, lo mismo que con los accidentes de una sustancia, la que permanece.

Es posible deducir teóricamente las estructuras más simples a partir de sus unidades discretas, como sería el caso de los átomos y en menor grado de las moléculas. Ya Dmitri Mendeléyev (1834-1907), al elaborar la Tabla periódica de los elementos químicos, predijo por deducción las características de aquéllos que aún no habían sido descubiertos en su época. Pero en la medida que aumenta la escala, las posibilidades de estructuración se van magnificando hasta tal punto que es imposible predecir el curso que toma la materia para estructurarse. En este respecto, los seres humanos somos, por ejemplo, tan improbables como cualquier otra forma que pudo haber evolucionado, habida cuenta de los innumerables accidentes y eventos azarosos, a consecuencia del indeterminismo fundamental, que ocurrieron en la evolución biológica que resultó en nuestra especie.

Lo dicho hasta ahora no significa que entre unidades discretas y estructuras mayores que las engloben deban mediar necesariamente estructuras intermedias constituidas también por aquellas mismas unidades discretas. Por ejemplo, las unidades de una estructura cívica (o sociedad civil) y las de las familias o las corporaciones son las mismas, esto es, los individuos humanos, pero las unidades de una estructura cívica no son las familias ni las corporaciones, como algunos filósofos políticos y formulaciones legales y hasta morales tienden a aseverar. Toda unidad depende de alguna escala determinada, perteneciendo la familia de este ejemplo a una escala paralela a la sociedad civil. Sin embargo, conviene ciertamente a la segunda que sus miembros pertenezcan a la primera, pues la familia puede satisfacer mejor que cualquier otra estructura social muchas de las necesidades humanas. Además, en general, los individuos que han sido formados en su infancia en familias constituidas tienen un comportamiento más cívico que aquellos que desafortunadamente crecen sin este apoyo de carácter afectivo-formativo. Por ello la sociedad civil tiene normalmente como política promover la familia como institución social conveniente. Además, la pertenencia de un individuo a la sociedad civil y a la familia obedece a distintas funciones específicas de su ser.

Un aumento de las unidades homogéneas no rompe la escala para producir una estructura de escala superior, sino que la hace únicamente más grande. Una mayor cantidad de átomos de cobre en un alambre conductor produce un alambre de mayor tamaño, sea en sección, longitud o ambas. Una estructura es funcional debido a una determinada cantidad de unidades discretas. Un mayor número de éstas se traduce en una estructura distinta, pero de la misma escala. Por ejemplo, un automóvil de quince ruedas probablemente ya no funcionará como un automóvil, sino que como otro tipo de vehículo. Nuestros actuales superpoblados centros urbanos no pertenecen a una escala mayor que una aldea por el mayor número de sus habitantes, pues no están compuestos por conjuntos de aldeas que conforman federaciones. Siguen siendo los pobladores sus unidades discretas, ahora con una psicología social y una cultura necesariamente distintas. Existen otras unidades funcionales, entre las que se cuenta la imposibilidad que tiene un individuo para conocer a todos los habitantes de una gran ciudad, que la diferencian de una aldea, que no es precisamente el número de pobladores.

En general, la complejidad de una estructura depende del grado de diferenciación y de la variación de las unidades discretas, más que de la cantidad de ellas. Una estructura será más simple si sus componentes son unidades más homogéneas, y será más compleja si sus componentes son más heterogéneos. Así, las unidades básicas, las partículas subatómicas fundamentales, son algunas decenas (aunque el Modelo Estándar habla de dos que son más estables y que constituyen las restantes: quarks y leptones). El número de unidades de la escala que sigue, es decir, los átomos, son de poco más de cien (114 según el último cómputo). La cantidad de la escala que sigue, las moléculas, es ya tan numerosa que probablemente ningún tratado de química podría nombrarlas todas. Por el contrario, las industrias química y farmacéutica se benefician con la producción de nuevas moléculas.

No deja de maravillar que la infinita diversidad del universo tenga como base de su estructuración unidades tan simples. La exuberancia natural en las escalas menores y más simples reside principalmente en la cantidad de unidades iguales, mientras que en las escalas mayores y más complejas, está en la diversidad y en la sutileza.


Funcionalidad discreta


La funcionalidad particular de una unidad discreta-estructura proviene de la funcionalidad de sus propias unidades discretas de la escala inmediatamente y puede abarcar otras escalas inferiores. La combinación de las distintas funciones genera una funcionalidad distinta de la funcionalidad de cada una de sus subestructuras. Veamos lo anterior con un ejemplo. La función de una rueda es girar en torno a su propio eje, solidario a la rueda, cuando es rotado por un motor, y tiene por efecto desplazar el eje paralelamente sobre el plano donde se apoya dicha rueda. La función de un motor es rotar el eje de la rueda. La función de un automóvil es transportar distancias cortas, medianas o largas a su conductor y posibles acompañantes con comodidad y rapidez. En fin, el automóvil en cuestión es funcional si también existen estructuras de su misma escala, como carreteras, centros de servicio, reglamentos de tránsito y señales de tránsito, y estructuras de escala superior, como un sistema vial, un sistema de producción y distribución de combustible, un orden sociopolítico, etc.

Para subsistir una unidad discreta depende de la organización de la estructura de la que forma parte, y ésta depende, a su vez, de la eficacia funcional de la primera. La viabilidad de una estructura está determinada por las capacidades funcionales de sus unidades, y la cantidad y el tipo de función asignada. Éstas están determinadas a su vez por el modo de subsistir de la estructura de la que forman parte. Un automóvil es una estructura eficiente como medio de transporte en la medida que exista una superestructura eficiente de transportes que comprendan buenas carreteras, estacionamientos, estaciones distribuidoras de gasolina y aceite, reglamentos de tránsito, señalizaciones carreteras, talleres de mantenimiento y servicios, repuestos y todas estas estructuras pertenecen, como decíamos más arriba, a la misma escala del automóvil y son a su vez unidades de la estructura transporte.

Hay estructuras que no se caracterizan tanto por la variedad de sus unidades discretas como por la mayor interrelación que existe entre ellas. En ellas sus unidades discretas no sólo se relacionan causalmente entre sí, sino que comparten sus propias unidades hasta el punto de llegar a depender mutuamente. Los conceptos aristotélicos de sustancia y accidente pierden su significación en estructuras cuyas unidades discretas le son fundamentales. Una molécula de agua depende absolutamente de un átomo de hidrógeno y dos átomos de oxígeno. Esto que es válido para una estructura tan simple como una molécula de agua también lo es para estructuras más complejas. En general, toda estructura está compuesta por unidades discretas que le son fundamentales y sin las cuales no puede subsistir o, al menos, funcionar. El término sociológico, “discapacidad”, se está refiriendo a disfunciones fisiológicas y/o psicológicas en individuos humanos.

Las unidades discretas poseen funciones específicas que le son propias. Esto significa que si una unidad discreta está especializada para desempeñar una función específica, no podrá desempeñar cualquier otra función dentro de la estructura, al menos en forma eficiente. Por ejemplo, un militar, que está formado para la guerra, no funciona muy bien como estadista, en especial cuando la sociedad civil está experimentando una vida democrática normal. Las unidades pueden especializarse en alto grado, de forma que ciertas funciones les son exclusivas, pero limitativas en el sentido de que les es imposible ejecutar cualquier otra función.

Mientras más homogéneas son las unidades discretas de una estructura, su función será más simple, pero si aumenta la diversidad, aumentará su complejidad. Un alambre de cobre puede conducir una corriente de electrones. Pero si se agrega un transistor, la corriente se puede especificar y modular.

Para que una unidad discreta pueda desempeñar una función específica, y no otra, necesita existir en un medio estructural que le garantice su propia subsistencia, además de permitirle su funcionalidad. Una estructura es un sistema en el sentido de que constituye, por las partes que contiene, una verdadera organización funcional. Sus componentes están ordenados y protegidos por el mismo sistema para que puedan subsistir y desempeñar sus propias funciones. Por ejemplo, las unidades discretas de una casa son el piso, el techo, las paredes, las puertas y las ventanas. Cada una de ellas tiene una función específica para que el todo funcione como casa. Cada una de ellas está a su vez compuesta por sus propias unidades discretas. En la puerta podríamos distinguir la hoja, el marco, el picaporte, las bisagras. En una bisagra podríamos distinguir las dos planchitas metálicas perforadas con un cilindro por un borde para contener un eje, el mencionado eje y los tornillos para fijar las dos planchitas por sus perforaciones tanto a la puerta como al marco. En un tornillo se distinguen la cabeza ranurada y un vástago con forma de espiral cónica, etc. La función de cada componente en cada escala está asegurada por el funcionamiento propio de cada cosa en su escala. El conjunto de escalas y estructuras conforman un sistema. En el caso del ejemplo, la estructura casa es un sistema para las escalas y estructuras contenidas. La funcionalidad de una estructura afecta a sus unidades discretas y sus propias funcionalidades, modificándolas si fuera necesario, para producir un todo coherente.

Disfuncionalidad

Las unidades discretas se caracterizan porque, por su misma funcionalidad, permiten que la estructura de la que forman parte subsista, y porque, en dicha estructura, son interdependientes. La cantidad de algún tipo de unidad discreta esencial puede variar desde una a muchas. La insuficiencia o carencia de alguna de las unidades discretas esenciales compromete la subsistencia o el funcionamiento de la estructura. Un organismo biológico tiene normalmente duplicadas sus unidades discretas esenciales con el objeto de poder subsistir y seguir funcionando si falla alguna de éstas. Pero si en un animal el corazón es el que falla, la totalidad de la estructura se verá comprometida en su subsistencia, y el animal no podrá seguir viviendo.

Una estructura no logra funcionar bien cuando posee subestructuras poco funcionales, le faltan o le sobran. Tampoco logra funcionar bien cuando cambia el propósito para el cual está diseñado, como cuando se emplea un alicate para clavar clavos o una tijera para apretar tornillos. En este caso, pasa a ser una subestructura disfuncional de la escala superior.

Si bien las unidades discretas subsisten gracias a su pertenencia a una estructura, pueden también entrar en conflicto y causar una disfuncionalidad estructural hasta llegar a la destrucción misma de la estructura, como en el caso de la muerte por enfermedad de un animal, o en el de la destrucción de la convivencia social y política a causa de la guerra civil. El marxismo ha acuñado el término “contradicción interna” para referirse justamente al desacuerdo u oposición que puede albergar una estructura entre algunas de sus partes o unidades discretas, en este caso, una sociedad. Esta idea de conflicto y falla de unidad interna puede ser extendida a todas las escalas de estructuras posibles, como una característica disfuncional, aunque perfectamente natural, especialmente en las estructuras más complejas.

Al desaparecer una estructura, sus unidades discretas cesan de relacionarse entre sí del modo tan distintivo que la hacían posible. La interdependencia entre las sucesivas escalas es a veces tan grande que la destrucción de una estructura produce la destrucción de sus subestructuras en varias escalas sucesivas. La desestructuración termina en la escala inferior donde sus estructuras mantienen su funcionalidad. Por ejemplo, al morir un animal, desaparece no sólo su identidad, sino que, muchas de sus unidades discretas resultarán destruidas en varias escalas incluyentes, tal es la interdependencia de las mismas. Ninguna célula podrá subsistir más allá de un corto periodo de tiempo, habida cuenta que requiere de suministros continuos; sin embargo, moléculas de su ADN podrán subsistir por algún tiempo hasta que otras causas terminen por desintegrarlas en sus componentes moleculares más simples y atómicos. Este hecho es muy beneficioso en un ecosistema, por cuanto los componentes del animal muerto pueden ser aprovechados en su integridad por los animales que siguen viviendo y reintegrarse al ciclo.

Recíprocamente, la desaparición o extinción de una subestructura irremplazable puede ser la causa de la destrucción de la estructura de la que forma parte. Por ejemplo, algunos futuristas afirman que cuando se agote el petróleo, siempre que no se invente una fuente de energía abundante y barata que lo reemplace, la civilización, estructurada teniendo como base su consumo, simplemente se destruiría al llegar a ser inviable.

La diversidad e “imperfección” del universo no se debe únicamente al indeterminismo cuántico ni a la asimetría molecular. Principalmente se debe a la natural incorporación de unidades heterogéneas dentro de las estructuras. Por ejemplo, un diamante, que es una estructura cristalina compuesta por simples átomos de carbono con un máximo de entrelazamiento espacial, puede contener, no obstante, átomos de otros elementos, los cuales, desde luego, rompen la simetría uniforme y regular del cristal, presentando, por tanto, imperfecciones.

Aunque el concepto de “diversidad” es objetivo, el de “imperfección” es relativo y depende del punto de vista que se tome. Es posible que la particular imperfección del diamante del ejemplo resulte en un valor mucho mayor en el mercado de las gemas. Estas imperfecciones existen en todas las escalas. Así, en 1933 fue terriblemente lamentable que la unidad discreta Adolfo Hitler fuera elegida y nombrada como Canciller para estar a cargo del Reich alemán. Su perversa funcionalidad produjo uno de los, sino el mayor desastre sociopolítico de la historia humana. Otros siniestros personajes del siglo XX tienen la estatura suficiente para aportar sus malévolos retratos en esta particular galería.

Una estructura nos puede parecer completamente amorfa o desestructurada si la desvinculamos del todo del que forma parte. Por ejemplo, un fluido en sí mismo no es funcional si no está relacionado con el sistema del que forma parte. En realidad, toda estructura existe con relación al medio que la rodea y del cual constituye una subestructura. Del mismo modo como conjuntos de estructuras de una cierta escala llegan a generar estructuras de escala superior gracias a sus funciones, una estructura es funcional en tanto forma parte de una estructura de escala superior, dentro de la cual su potencial funcionalidad puede actualizarse. Un trabajador, por ejemplo, no es funcional como trabajador en tanto permanezca cesante y no consiga integrarse a una empresa productiva.


Particularidades


Las estructuras biológicas autónomas se caracterizan porque se estructuran a sí mismas, siendo su función principal la supervivencia y la reproducción. Cada organismo biológico posee un código genético estructurado a la manera de un gigantesco plan maestro cuya función es guiar y controlar la construcción y organización de las unidades discretas en la microscópica escala de las proteínas. El resultado final, que es el organismo biológico, proviene de la construcción de proteína tras proteína, siguiendo exactamente las órdenes codificadas de este plan maestro transmitido genéticamente. Dichas proteínas no sólo no se estructuran al azar, sino que lo hacen teniendo además el propósito de formar cada uno de los distintos componentes celulares de cada célula particular, las que llegan a conformar estructuras de tejidos y órganos, de modo que en las distintas partes de los distintos órganos y aparatos que constituyen el complejísimo organismo biológico intervienen distintos grupos de células muy especializadas. La estructura construida resulta estar predeterminada por unidades genéticas que pertenecen a la ínfima escala molecular. Las partes del organismo biológico que el código del genoma estructura dependen también de las condiciones de la estructura de la que forman parte y de su medio estructural. Probablemente, un organismo adaptado a la gravedad terrestre desarrollaría algunas de sus partes de otras dimensiones si se gestara y creciera en la Luna.

La similitud que tienen las estructuras de cada peldaño de la progresión de escalas se refiere únicamente al hecho de que se componen de partes que constituyen sus unidades discretas y que son funcionales. No es lícito suponer otras analogías, tales como funciones similares, ni superponer un tipo de estructura a una de otra categoría, como se inclinan a hacerlo, por ejemplo, las ideologías políticas de corte corporativista que pretenden reducir el funcionamiento de un cuerpo sociopolítico al de un organismo biológico. La funcionalidad de la totalidad de la estructura sociopolítica, o de ciertas partes de ella, depende de decisiones políticas de acuerdo al poder que ejercen ciertos grupos sociales y la funcionalidad real o supuesta de los organismos o partes políticas estructurados como instituciones del Estado. La analogía nunca ha sido una forma inequívoca de conocimiento.

La estructuración supone la posibilidad de que alguna estructura en una escala superior pueda existir y de la existencia concreta de estructuras de escalas inferiores. En realidad, basta que estructuras de cualquier escala puedan interactuar para, en dicho acto, se constituyan en subestructuras y en unidades discretas de una estructura de una escala inmediatamente superior que las englobe. Si bien en el proceso evolutivo del universo las cosas se estructuran a partir de subestructuras previamente existentes, como, por ejemplo, el agua que se forma de hidrógeno y oxígeno, las cosas se estructuran cuando existe la posibilidad de estructuras de escala superior, de las que llegan a formar parte como subestructuras. El agua para formarse requiere de una temperatura moderada, una cierta presión, un catalizador, un entorno al que aportar la energía de la reacción.

La repartición de las estructuras a través del universo va siendo cada vez menos homogénea a medida que se aumenta la escala. Mientras más simple es la estructura, su probable presencia en el espacio-tiempo es mayor. La razón es que las estructuras más complejas son más variadas y requieren más condiciones que las estructuras más simples. Cada variedad existe con mayor probabilidad en determinados lugares. Así, los protones se encuentran por todo el universo; los seres humanos sólo se encuentran en la biosfera del planeta Tierra desde hace sólo unos cien mil de años o poco más.

De manera similar, en la medida que se pasa de una escala a otra mayor, el empleo de la fuerza es más diverso. De hecho las fuerzas primarias o básicas están asociadas con las estructuras más simples. La multifuncionalidad de las estructuras de escalas superiores se debe al uso de las mismas fuerzas básicas, pero en una pluralidad creciente de procesos distintos y combinaciones variadas. En el ser humano, por ejemplo, la multifuncionalidad permite el pensamiento abstracto y racional.

Además de su mayor o menor complejidad, una estructura posee viabilidad, es decir, capacidad para subsistir en el tiempo. Esta capacidad depende de la funcionalidad de sus unidades discretas en relación consigo misma en cuanto la coordinación orgánica general, pero depende también y principalmente de la estructuración de la escala superior de la que una estructura es una subestructura. Dos estructuras pueden tener el mismo grado aparente de complejidad, pero una es viable y la otra es solamente amorfa. Es la diferencia que existe, por ejemplo, entre un organismo vivo y el reciente cadáver del que fue ese organismo. Las partes discretas ya no son funcionales con relación al todo, y, desde el punto de vista de la subsistencia, el todo ha perdido dicha capacidad, dejando de existir. Sus unidades discretas, no estando ya estructuradas en función de éste, pierden el vínculo que las relacionaba y las hacía funcionales en el propósito común de sobrevivir y reproducirse.

Lo que ocurre fundamentalmente es que la estructura de escala superior se destruye, impidiendo la funcionalidad de las subestructuras que siguen en un proceso de una progresiva degradación de escalas estructurales menores. Cuanto más complejo, la degradación de un todo estructurado puede ser mayor y su caída jerárquica puede ser más grande. Una sofisticada civilización puede sufrir una mayor degradación que una civilización simple, en cuanto civilización, en el caso de, por ejemplo, una catástrofe ambiental o una política. La degradación puede ser intensa e involucrar distintas escalas sucesivas que harían altamente improbable su reconstitución original.

La muerte de un animal significa la destrucción de sus subestructuras hasta la misma escala molecular. Si bien las macromoléculas orgánicas del cadáver del animal pueden llegar a integrar la estructura de un animal carroñero, o la de una bacteria desintegradora, la digestión de este animal la descompone en subestructuras aún menores hasta llegar a sus componentes moleculares y elementales originales.

Una estructura requiere autonomía de funcionamiento para obtener estabilidad, del mismo modo como requiere que la estructura de la que forma parte sea estable. La necesidad de autonomía para que una estructura funcione debe compatibilizarse con la estabilidad y permanencia de la estructura que la contiene. Así, si el funcionamiento de una parte no es compatible con la subsistencia del todo, la parte es como un cáncer para el todo, o sea, es disfuncional para el funcionamiento del todo.

Sin embargo, un ser humano, por ser un todo en sí mismo con objetivos propios que llegan a transcender el universo espacio-temporal, no puede, en último término, ser considerado bajo ninguna circunstancia como un cáncer para la sociedad de la que forma parte. Por el contrario, la función principal de cualquier estructura sociopolítica es la protección de todos sus miembros sin exclusión, no porque éstos le son más funcionales, sino porque cada miembro es un todo en sí mismo con finalidades que le son exclusivas y, por tanto, la razón de ser de aquélla.

Un ser humano no se justifica socialmente por su mayor o menor funcionalidad social; se justifica por sí mismo porque posee una función que trasciende cualquier grado de funcionalidad social. Aunque llegue a ser disfuncional para la sociedad, ésta no puede excluirlo ni menos eliminarlo, sino protegerlo y apoyarlo. Si un ser humano se constituye en un peligro para otros, la sociedad no podrá eliminarlo, sino únicamente apartarlo para que no produzca daño a las otras personas, y procurar simultáneamente su readaptación social. La percepción cultural de esta valoración ha sido expresada en la “Declaración universal de los derechos humanos”, manifiesto que recoge las aspiraciones de mayor grado de civilización y con el más alto contenido humano para proteger a los individuos del excesivo poder de la estructura política (el Estado) y de las mayorías que gobiernan y que tienden a no respetar lo derechos de las minorías, pero que ocasionalmente cuesta tanto a muchos Estados y grupos el poder reconocer.

La mayor o menor pertenencia de una unidad, o parte, en relación con la estructura, o el todo, está en función de la capacidad de la parte para subsistir con mayor o menor independencia respecto al todo. Una parte, tal como el individuo humano, que puede sobrevivir con relativa independencia respecto a las estructuras de las que forma parte en razón de su potencial multifuncionalidad, tiene una pertenencia relativa y circunstancial, aunque no por ello innecesaria, en un todo tal como una particular estructura social. Asimismo, una parte puede tener una relación de pertenencia con muchos todos diferentes sin que por ello exista incompatibilidad. Un individuo humano puede pertenecer a una familia, a un club literario y a una sociedad civil en forma simultánea. La pretensión de intervenir en la totalidad del individuo es el error en el que incurre todo totalitarismo político. El corporativismo cae en el error adicional de pretender que las diversas estructuras sociales, como la familia, el municipio o el sindicato son partes funcionales del Estado, del modo como los órganos son funcionales en un cuerpo biológico, y, por tanto, mediadores del individuo humano con éste.


----------
NOTAS:
Todas las referencias se encuentran en Wikipedia.
Este ensayo corresponde al Capítulo 4, “Estructura y escala”, del libro III, La clave del universo, http://claveuniverso.blogspot.com.